Los primeros años de vida son fundamentales para desarrollar el potencial biológico, cognitivo y social de las personas, ya que se consolida la arquitectura básica del cerebro y las vías neurológicas. Paralelamente, en esta etapa se potencia la interrelación del niño y su comunicación. Las interacciones afectivas y mutuas entre niños y sus padres o cuidadores refuerzan el desarrollo del cerebro y las vías neurológicas.
Sin embargo, la mayoría de los niños viviendo en pobreza en Lima no reciben una estimulación que promueva el desarrollo infantil hasta que inician la etapa escolar. Esta falta de estimulación temprana puede deberse a que los cuidadores no reconocen el retraso en el desarrollo infantil, no saben cómo estimular a su hijo o carecen de la confianza que ellos como cuidadores podrían estimular a sus propios hijos en casa. El Proyecto CASITA de Socios En Salud Sucursal Perú (SES) aborda estos problemas.
La pequeña Andrea
A lo largo del proyecto CASITA, se pudo observar que los niños participantes mejoraron de forma significativa su desenvolvimiento en cada una de las áreas trabajadas, como lenguaje, motora, social y coordinación.
Tal es el caso de Andrea, una simpática niña de Carabayllo, quien luego de culminar con éxito todas las sesiones del proyecto ha demostrado una sorprendente evolución en su desarrollo, principalmente en el área motora y social. Lourdes Pachecho, su madre, nos cuenta que antes de ingresar al proyecto, Andrea no podía vocalizar ni una sola palabra, incluso la familia asumió que la pequeña era una niña muda.
Conforme transcurrían las sesiones, el desarrollo neurológico de Andrea fue notable, empezó a comunicarse cada vez con mayor con mayor fluidez y a caminar con firmeza y confianza.
Este gran logro, se alcanzó gracias a que la familia se involucró en todo momento. Además, la labor de la agente comunitaria, fue esencial para generar ambiente de confianza y desenvolvimiento. Hoy, Andrea es una niña muy despierta, sociable y totalmente independiente en sus acciones.
SES esta muy orgulloso de los resultados, hemos demostrado que una intervención comunitaria, liderada por una agente comunitaria correctamente capacitada, y en trabajo conjunto con los padres, se puede mejorar el riesgo de retraso en el desarrollo neurológico de niños en situación de pobreza extrema.
Te invitamos a ver y compartir estas motivadoras historias.
