A lo largo de 20 años Socios En Salud ha venido trabajando con los casos más complicados de tuberculosis en el país, fortaleciendo la intervención del sector salud con métodos modernos en detección y tratamiento; y apoyando a los pacientes con el acompañamiento social y emocional.
Sin embargo, nuestra batalla continua y nos enfocamos en casos especiales como la tuberculosis infantil. Aunque se desconoce su magnitud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que hay 500 mil niños que cada año se enferman de tuberculosis en el mundo, y el Ministerio de Salud de Perú estima que 7 % de las 30,000 personas diagnosticadas anualmente con TB son niños.
No obstante, se cree que existe una subestimación a las estadísticas sobre la tuberculosis infantil en el Perú y el mundo. En la mayoría de casos, dice el médico Leonid Lecca, director general de Socios En Salud, nos es fácil visibilizar la concentración de bacilo de la TB en los niños con una prueba convencional, por lo que se requiere de otras evaluaciones como tomografías, o métodos más invasivos, que en comunidades pobres muchas veces no están disponibles o su acceso es muy limitado, pues además esto incluye otros gastos adicionales, como traslado al hospital y otros costos extras.
A la estadística se suma el desafío en el diagnóstico, señala Lecca, a diferencia de un adulto, cuando un niño desarrolla TB, a menudo no presenta síntomas frecuentes como tos, fiebre, sudor nocturno, pérdida de peso, cansancio. Es decir, es probable que un niño con tuberculosis nunca tenga tos, y actúe con la misma energía de un niño travieso, generando muchas veces una incorrecta interpretación de su cuadro clínico, a la vez que puede confundirse con otras infecciones respiratorias.
Además, al ser una población vulnerable y al no tener un diagnóstico oportuno, existe más probabilidad de que la enfermedad se extienda a otras partes del cuerpo, manifestándose en su cerebro, columna, riñones, intestinos, huesos, bazo, piel u otros órganos.
Como es el caso de la pequeña Ximena, que tiene menos de 7 años, sufre de desnutrición crónica y recibe tratamiento para la tuberculosis multisistémica abdominal y pulmonar; es decir, TB al riñón, al intestino, al peritoneo y a los pulmones. No obstante, ella no es la única niña, existen otros casos no menos complejos, como Jesús, que tiene 4 años y el bacilo de la enfermedad infectó el tejido que cubre el cerebro y la médula espinal, produciendo la tuberculosis meníngea.
En estos casos, la tuberculosis puede ser mortal si no se recibe un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado. De aquí la importancia de aplicar la vacuna BCG en los primeros días de nacido o dar tratamiento preventivo (llamada quimioprofilaxis) a los niños que son contactos de personas adultas con tuberculosis, señala Lecca.
Otro problema que se presenta es la falta de tratamiento especial para niños, pues al no existir presentaciones pediátricas para los diferentes medicamentos anti-TB, los médicos no tienen otra alternativa que ajustar por su cuenta los tratamientos de los adultos. Es decir, para medicar a un niño hay que partir y mezclar pastillas de adultos hasta dar con la cantidad estimada que un niño necesita.
Sin embargo, esto puede generar otros problemas y hace que el tratamiento no sea del todo efectivo, ya que, no siempre se acierta con la dosis adecuada.
En todo niño con sospecha de TB es importante iniciar con una radiografía de tórax, tanto de frente como de perfil. Pero en nuestro país, el problema es que muchas veces algunas médicos del primer nivel de atención no cuentan con la experiencia necesaria para interpretar las radiografías de niños, y al derivar estos casos a un hospital con un especialista muchas veces no se dan cuenta de que sus pacientes nunca cumplirán con la referencia, porque no pueden solventar el transporte a hospitales en Lima o los gastos para los exámenes avanzados.
Estas complicaciones y la necesidad de atención especializada, se suman a la pobreza de muchas familias quienes además dedican más tiempo al cuidado que deben dar al menor, perdiendo oportunidades laborales y empobreciendo más al entorno.
Como Ximena, existen otros niños que padecen de tuberculosis. Ellos requieren de tu apoyo para aliviar superar la enfermedad. La idea es pensar en una visión integral, donde no solo se observe el lado clínico en la enfermedad de estos niños, sino además se atienda la situación social y emocional de la familia.
Te invitamos a ver y compartir estas motivadoras historias.